¿Cuál es el impacto del COVID-19 sobre la transición energética de los países de la región de América Latina y el Caribe? Perspectivas a futuro
En la última década, la mayoría de los países de la región han puesto en funcionamiento políticas públicas con el objetivo de alcanzar el autoabastecimiento energético, y al mismo tiempo permitir una transición energética justa a fin de lograr seguridad de abastecimiento y equidad en el acceso energético. Esto ha quedado evidenciado en los procesos competitivos para el financiamiento de proyectos de energías renovables a través del mecanismo de subastas (OLADE, 2019), y de los programas de acceso energético a través de fuentes renovables.
El objetivo de tales políticas apuntó a dejar de depender paulatinamente de fuentes energéticas primarias como el petróleo o el gas natural, con las fuertes implicancias que esta dependencia genera sobre el saldo de la balanza de pagos y la demanda divisas, que luego impactan finalmente en forma directa sobre el crecimiento económico de nuestros países. Al mismo tiempo, las políticas de promoción de energías renovables fueron impulsadas con el objetivo de mitigar los efectos del cambio climático. Esto adquirió especial relevancia desde el año 2015, en el cual diversos países de la región firmaron el Acuerdo de París en la 21ª Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) (OCDE/IAE, 2016). Bajo este acuerdo establecieron compromisos de reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) para lograr el objetivo global de mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 ºC con respecto a los niveles preindustriales (Art. 2).
Sin embargo, tal cual lo plantea CEPAL (2020) la actual pandemia del COVID-19 encuentra a América Latina y el Caribe en un momento de debilidad de su economía y de vulnerabilidad macroeconómica. En el decenio posterior a la crisis financiera mundial (2010-2019), la tasa de crecimiento del PIB regional disminuyó del 6% al 0,2%; más aún, el período 2014-2019 fue el de menor crecimiento desde la década de 1950. Según CEPAL (2020) esta pandemia será la causa de la mayor crisis económica y social de la región en décadas, con efectos muy negativos en el empleo, el combate a la pobreza y la reducción de la desigualdad e impactará a las economías de la región a través de factores externos e internos cuyo efecto conjunto conducirá a la peor contracción de la actividad económica que la región haya sufrido desde que se iniciaron los registros, en 1900. Según la anterior publicación se estima que los mayores impactos se darían en los países de América del Sur, que se especializan en la exportación de bienes primarios y, por lo tanto, son más vulnerables a la disminución de sus precios.
Para enfrentar tal panorama el sector energético debe prepararse. La actual crisis lo encuentra en una etapa de transformación impulsada por los desafíos del cambio climático y la innovación tecnológica. En este contexto, los interrogantes que guían este artículo en el actual contexto internacional son: ¿Cómo enfrentarán las empresas energéticas este panorama de recesión macroeconómica? ¿Qué ocurrirá con la política de renovables en América Latina y el Caribe? ¿Qué pasará con las políticas de eficiencia energética y con las políticas de promoción de los recursos no convencionales de petróleo y gas en América del Sur? ¿Se ralentizarán las políticas de apoyo? ¿Se verificará un nuevo rol del Estado en este nuevo contexto internacional? ¿Quiénes financiarán los nuevos proyectos “verdes”?
Para intentar dar respuesta a algunos de estos interrogantes se presenta la participación de los principales sectores finales en el consumo energético tanto para América Latina como para los países de la OCDE.
Tabla 1. Participación de los principales sectores finales en el consumo energético
b Datos García et al. 2017; c Datos IEA 2019; Fuente: elaboración propia
La tabla muestra que los sectores que traccionan o dinamizan el consumo energético en la región latinoamericana son justamente el sector transporte y el sector industrial, que son los más afectados por la pandemia y que más han ralentizado su consumo de energía. Inclusive en la tabla se observa que estos sectores tienen más importancia en nuestra región que en los países de la OCDE. De hecho el sector industrial, participa en más de 8 puntos en el consumo de energía total en América Latina respecto a la otra región de estudio. Por tanto, es muy probable que la pandemia afecte con más intensidad el consumo de energía final de los sectores transporte e industrial. Aunque hay que tener en cuenta que ese mismo efecto puede ser mucho mayor en una economía dependiente del turismo y mucho menor en economías donde gran parte del consumo energético lo consume el sector residencial.
Otro aspecto importante a destacar es que el sector de transporte es el de mayor consumo energético en ambas regiones y además utiliza en su mayoría productos derivados del petróleo. Según los datos de la Agencia Internacional de Energía1 (IEA por sus siglas en inglés) para el año 2017 en los países de la OCDE el uso de productos derivados del petróleo representó un 92% del consumo energético y en los países de América no pertenecientes a la OCDE representó un 84%. Esto se encuentra íntimamente ligado con la evolución que han experimentado los precios del petróleo como consecuencia de la pandemia del COVID-19.
Esta es una primera aproximación a tener en cuenta, principalmente para los que toman decisiones de política pública en relación a los efectos de la crisis sobre el sector. Con más precisión, lo que se pretende manifestar es que los sectores transporte e industrial serán los más afectados por la crisis, los que más consumen energía y por tanto hacia quienes deberían estar focalizadas las políticas de apoyo institucional por parte del Estado. Por otro lado, dentro del sector energético si bien las distintas cadenas energéticas sufrirán las consecuencias del impacto de la crisis, la que mayormente se ve afectada en el mundo y la región es la del petróleo.
Asimismo, es importante analizar el futuro de las políticas de desarrollo de las energías renovables y en este sentido, interrogarse acerca de quiénes financiarán los nuevos proyectos de inversión, en el contexto de un nuevo Estado con fuerte injerencia sobre la actividad económica. En principio se puede decir que en algunos países como Argentina la actual situación ha puesto un freno al impulso de nuevos proyectos, verificándose sólo la culminación de aquellos que se encontraban en proceso de finalización. La actual crisis, detiene la aparición de nuevos proyectos por dos fenómenos que se retroalimentan que son: el descenso del precio del petróleo que lo abarata en relación a otras tecnologías, y la fuerte caída de la demanda de energía como consecuencia del freno de la actividad económica. Sin embargo, para el caso específico de Argentina, la fuerte caída de la demanda eléctrica de las industrias del país que prácticamente no tuvieron producción por el aislamiento, la baja de la generación térmica y la prioridad de despacho de las energías renovables generaron un aumento en la participación de las energías renovables en la generación eléctrica, llegando a alcanzar el 12% en la matriz eléctrica.
En conclusión, tal como plantea el BID (2020) la región enfrenta desafíos tales como: garantizar un suministro suficiente, continuo y de alta calidad en centros de salud y en otros servicios básicos como el suministro y manejo de agua así como otorgar mecanismos para garantizar la asequibilidad de los servicios de energía: a la población vulnerable y a la población en general, que, sin ser vulnerables se afectan sus ingresos considerablemente como consecuencia de la pandemia y poner en funcionamiento una estrategia para garantizar la sustentabilidad financiera y operativa del sector, considerando las pérdidas de ingresos de las empresas por la disminución de la demanda y los retrasos o la falta de pagos por provisión del servicio
Lo anterior implicará reimpulsar los modelos de planificación del sector teniendo en cuenta las necesidades del sector y el cumplimiento de los compromisos internacionales como el Acuerdo de Paris y la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030. Para finalizar es importante destacar que si bien hubo una mejora del impacto ambiental proveniente del sector energético, como consecuencia de la reducción de la demanda de energía debido a la pandemia, es debatible la deseabilidad de este resultado. En otras palabras, ¿hasta qué punto es deseable este resultado desde una perspectiva socioeconómica? Mejorar el medio ambiente a partir de una fuerte caída de la actividad económica, contexto en el cual muchas personas se han quedado sin trabajo y por lo tanto con graves dificultades para satisfacer sus necesidades básicas, no pareciera ser el camino para cumplir los compromisos asumidos en materia de cambio climático a nivel internacional. Justamente por estas razones, las políticas de energías renovables y eficiencia energética son una manera de lograr el objetivo sin comprometer el crecimiento económico de los países. De aquí se desprende la preocupación por la disminución del precio del petróleo, que es la principal fuente energética que compite con las energías renovables, y su impacto en el proceso de transición energética de la región de América Latina y el Caribe.
Referencias bibliográficas:
CEPAL (2020) Dimensionar los efectos del COVID-19 para pensar en la reactivación. Informe Especial COVID-19, Nº2.
Echeverria, C., Yepez, A., Hallack, M. (2020) El sector eléctrico, pilar fundamental en la batalla contra la pandemia, BID, disponible en https://blogs.iadb.org/energia/es/el-sector-electrico-pilar-fundamental-en-la-batalla-contra-la-pandemia-del-covid-19/
García F., Ruchansky B., Carpio C., Guillén J. Lopez J., Materán M., Hallack M. (2017) Eficiencia energética en América Latina y el Caribe: Avances y oportunidades, CEPAL, OLADE, BID. Disponible en: https://publications.iadb.org/en/publication/14086/eficiencia-energetica-en-america-latina-y-el-caribe-avances-y-oportunidades
OECD/IEA (2016) Energy, Climate Change and Environment 2016. Disponible en: https://www.iea.org/publications/freepublications/publication/ECCE2016.pdf
OLADE (2020) Procesos Competitivos para el financiamiento de proyectos de energías renovables. Situación en América Latina y el Caribe.
*Las opiniones expresadas en el presente artículo corresponden a la valoración de su autor, por tanto, no representan una posición institucional de OLADE, ni constituyen una recomendación del organismo para la toma de decisiones. El autor se responsabiliza por la congruencia de los datos e información empleada en el análisis realizado.